La propagación mundial del COVID-19, ha
causado una disrupción en todo el mundo que está llevando a una redimensión de
la actividad económica. El comercio marítimo moviliza casi el 90% de bienes y
mercancías en todo el mundo, la crisis sanitaria por la pandemia provocó que
cientos de buques no pudieran atracar en diferentes puertos y los marinos
quedaran atrapados a bordo de los buques, sin embargo, la gente de mar está
haciendo todo lo posible para mantener el flujo del comercio y de la cadena de
suministro global.
La industria naviera es la columna
vertebral del comercio mundial, esto es posible gracias a que existen
aproximadamente 100.000 marinos mercantes que navegan como trabajadores
dependientes de empresas navieras operadoras de buques. Estos hombres y mujeres
que conforman la gente de mar, después de estar varios meses navegando
finalizan su contrato y necesitan desembarcar para disfrutar de un merecido
período de descanso y ser repatriados a sus lugares de origen.
Cuando comenzó la propagación del virus en
todo el mundo, los más importantes puertos restringieron la entrada de los
buques a puerto y los cambios de tripulación comenzaron a interrumpirse,
alterando la normalidad que caracteriza la operación. Estas y otras
dificultades enfrentan actualmente alrededor de 150.000 marinos, algunos
varados y otros atrapados navegando entre diferentes continentes, el cambio de
tripulación es necesario que se realice para que ellos puedan regresar a sus
hogares.
En estas condiciones, a medida que las
semanas transcurrían y el virus continuaba su propagación en diferentes países.
Por ejemplo, en China, los buques dejaron de zarpar de sus puertos hacia otros
continentes, paralelamente los vuelos en aviones comerciales comenzaron a ser
suspendidos en los distintos aeropuertos por el cierre de fronteras impuesto en
la mayoría de los Estados. Esa paralización de ambas industrias propició en
buena parte que la demanda del comercio comenzará a disminuir drásticamente,
debido que millones de personas, trabajadores y consumidores permanecían
confinados en sus hogares como una forma de detener el contagio.
Por otra parte, los buques cruceros que
también integran la industria del transporte marítimo, ha presentado graves
problemas con la tripulación. Sobrellevar la situación con los pasajeros y
tripulantes a bordo no ha sido fácil, suspender los viajes programados, cambiar
el itinerario de las rutas e intentar llegar a su destino se ha convertido en
una tarea titánica, debido a la propagación del virus que ha cobrado la vida de
pasajeros y tripulantes, complicándose aún más con el atraque de los buques y
desembarque de pasajeros.
La mayoría de la tripulación de los buques
cruceros ostentan nacionalidades de diferentes continentes y países, es por
ello que no toda la tripulación pudo desembarcar en el primer puerto de arribo,
algunas líneas de crucero optaron por mantener al personal de la tripulación a
bordo, cumpliendo el tiempo necesario para determinar si estaban contagiados
del virus. Tiempo que permitió que algunos Estados establecieran regulaciones
para el desembarco y posterior trasladado a sus países de origen, provocando
que las compañías de cruceros se vieran en la obligación de desembarcar y
repatriar a las personas. Las líneas de cruceros una vez autorizadas, comenzaron
las primeras evacuaciones y traslados a centros de salud de los pasajeros.
Así como, un número de pasajeros y
tripulantes lograron ser traslados en vuelos privados y distintos medios de
transporte a sus lugares de origen, otros no corrieron con la misma suerte y
permanecieron a bordo. Tal es el caso del transatlántico MSC Seaview, en el que
varios tripulantes dieron positivo por Covid-19, provocando que parte de la
tripulación permanecieran atrapados a bordo durante casi un mes, algunos
aislados en sus habitaciones.
El virus continuó expandiéndose alrededor
del mundo, cobrando cientos de vidas en todos los países de una forma
incontrolable, ocasionando que otras industrias comenzaran a derrumbarse,
especialmente la industria turística y aeronáutica, al punto que la aviación
comercial se paralizó casi por completo, con las adversas consecuencias que
esto ocasionaba para las conexiones de pasajeros varados en diferentes países.
El cierre de fronteras provocó que los
aviones tuvieran que ser almacenados en aeropuertos con restricciones para
volar, algunas aerolíneas sólo atendieron carga aérea y vuelos humanitarios.
Los tripulantes que lograron llegar a sus hogares quedaron atrapados en sus
casas cumpliendo el confinamiento decretado en la mayoría de los países.
Poco tiempo se necesitó para que
organizaciones internacionales que agrupan la aviación comercial, recordaran al
mundo la relación existente entre ese medio de transporte y el cambio de
tripulación de la gente de mar. Los marinos necesitan desembarcar del buque y
trasladarse a su país de origen, utilizando las conexiones entre puertos y
aeropuertos de todo el mundo, espacios muchos de ellos que estuvieron cerrados.
Ante esta alarma, la Organización Marítima Internacional (OMI), la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la Cámara Naviera Internacional (ICS) y la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), se unieron para buscar una solución, al tiempo que la propagación del virus se expandía entre los Estados, interrumpiendo la normalidad de las operaciones en el transporte marítimo y aéreo, con los inconvenientes que esta interrupción ocasiona al comercio internacional.
Cambio de tripulación
Se estima que alrededor de 1.6 millones de
marinos en el mundo estuvieron en las primeras semanas que se desató la
pandemia sin poder desembarcar, lo que provocó la extensión de los contratos de
los marinos. Esa rotación o cambio de tripulación es necesaria cada cierto
tiempo lo que beneficia la salud y bienestar de la gente de mar.
Es responsabilidad de los armadores y
Estados del pabellón el cambio de tripulación, algunas líneas navieras se
vieron en la necesidad de extender los tiempos establecidos en los contratos
como una forma de proteger a la tripulación de la exposición y contagio al
virus, lo que poco beneficia la salud de los marinos a bordo. Esa prolongada
estadía comenzaría a repercutir a nivel personal por la soledad, aislamiento
prolongado y la angustia por sus familias.
El 17 de marzo la ITF acordó una extensión de un mes a los contratos de la tripulación hasta el 16 de abril. Ese acuerdo estuvo avalado por los sindicatos y las compañías signatarias de la ITF, la decisión repercutió entre mantener a la gente de mar sana y segura, pero a la vez lograr que los buques siguieran navegando, sin embargo, los inconvenientes en diferentes lugares estuvieron presentes.
Un ejemplo sucedió con el capitán de un
buque que se negó a que ingresara personal de tierra por temor al contagio,
provocando la intervención de autoridades y organizaciones benéficas para
tratar de mediar con la tripulación a bordo. Otro caso en particular, ocurrió
con la decisión del capitán de cambiar la ruta del buque alegando que las
largas horas debilitaban el temperamento entre su tripulación.
Teniendo en cuenta las restricciones a los
puertos la OMI concertó con un grupo de países algunas medidas en relación con
las inspecciones de Control del Estado Rector del puerto, inspecciones que
requerían ser reducidas considerablemente como una forma de proteger a los
oficiales del puerto y a la gente de mar, limitando de alguna manera el
contacto entre el personal de los buques y en tierra.
En abril algunos de los más importantes
puertos del mundo reanudaron sus operaciones, pero en su mayoría operando por
debajo de su capacidad, vislumbrándose de antemano que tomaría algún tiempo que
las cadenas de suministro globales posicionaran el consumo como lo venían
haciendo hasta antes que ocurrieran las restricciones en los puertos.
Finalizando el mes de abril y comenzando
mayo, el día Internacional de Trabajador el Secretario General de la Cámara
Naviera Internacional (ICS), alertó su preocupación al señalar que, en dos
semanas, aproximadamente 150,000 marinos mercantes tenían que ser relevados y
de esa manera dar cumplimiento a las regulaciones marítimas internacionales,
más aún de continuar la imposición de restricciones de viaje se arriesgaría el
bienestar de la gente de mar, la seguridad marítima y las cadenas de suministro
de las que depende el mundo.
Transporte Marítimo
Nuevas regulaciones y protocolos de salud
están a disposición por parte de la OMI conjuntamente con las más importantes
organizaciones que agrupan sindicatos de la industria marítima, así lo han
venido haciendo desde que se declaró la pandemia en todo el mundo, considerando
que los marinos merecen la atención para lograr en la mejor forma posible los
cambios de tripulación, quienes se han convertido en héroes invisibles,
desconocidos y son el mejor ejemplo que tenemos ante la adversidad.
La gente de mar ha sido declarada por la
OMI como trabajadores esenciales que hacen posible la circulación de mercancías
de la cadena de suministro global, a través de una serie de circulares, esa
organización internacional ha brindado apoyo a los Estados miembros, a la gente
de mar y el transporte marítimo, con información relevante sobre la propagación
del virus y las medidas que son necesarias activar considerando lo establecido
por la OMS.
Por otro lado, La Cámara Marítima
Internacional (ICS) ha señalado que hay 1,2 millones de marinos a bordo de
65.000 buques en el mar y que la mayoría de los cambios de la tripulación,
conforman alrededor de 100.000 miembros mensualmente, los cuales no se han
podido realizar en condiciones normales en los últimos dos meses desde que
inicio el brote pandémico del coronavirus.
Asimismo, la unión de varias
organizaciones internacionales como ICS e ITF, optaron por crear un certificado
de facilitación y una carta de presentación que permita a la gente de mar, el
paso libre para viajar entre su hogar y el buque, siendo previamente sometido a
un examen médico, en respuesta a la solicitud realizada por la OIT y la OMI,
quienes declararon a los marinos trabajadores claves, requiriendo en
consecuencia otorgar exenciones en las restricciones de viaje para trasladarse
a sus hogares.
Por su parte el Consejo de la OMI, se
pronunció en la importancia de garantizar el bienestar de la gente de mar, en
particular, que era necesario preservar el derecho a los salarios, licencia por
tierra, licencia por enfermedad, acceso y asistencia médica, suministros de
alimentos y repatriación, así como, mantener las certificaciones y licencias de
la gente de mar, ante la situación que se está atravesando.
Por otro lado, la industria naviera concertó
algunas alianzas con organizaciones internacionales benéficas con el fin de
apoyar a la gente de mar, sumándose a las diferentes campañas, como la
realizada por la Red Internacional de Asistencia y Bienestar de la Gente de Mar
(ISWAN), organización benéfica registrada en el Reino Unido que dispone de un
Fondo de Emergencia de Gente de Mar (SEF), la cual realizó una campaña de
crowdfunding para ayudar a los marinos del mundo y a las familias más
afectadas.
Adicionalmente, asociaciones mundiales que
representan el sector del transporte marítimo en forma consultiva con: ICS,
IAPH, BIMCO, IFSMA, INTERTANKO, P&I Clubs, CLIA, INTERCARGO, Inter Manager,
IPTA, IMCA, INTERFERRY, FONASBA, ITF y WSC; conjuntamente con los aportes de la
Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) propusieron una solución de
12 pasos para que los gobiernos liberen a la gente de mar del bloqueo de
COVID-19, elaborando una Hoja de ruta integral en cooperación con la OMI, sobre
cómo facilitar el cambio de la tripulación de los buques durante la pandemia.
Además, la Cámara de Transporte
Internacional (ITF) junto con los sindicatos sumada como ha estado ante la
situación que están atravesando las tripulaciones, solicitó a los gobiernos que
pongan fin a las dificultades que enfrentan los marinos varados alrededor del
mundo, sosteniendo en sus declaraciones que, si no se libera a las
tripulaciones, se arriesga el bienestar de la gente de mar, la seguridad
marítima y las cadenas de suministro de las que depende el mundo.
La salud de la gente de mar es importante
ahora más que nunca, la preocupación de llegar a infectarse ante la exposición
al bajar a los puertos y el no poder regresar a casa, son factores que pueden
causar ansiedad, estrés lo que puede llevar a la fatiga, convirtiéndose en un
peligro latente a bordo, importantes estudios así lo demuestran, extender los
contratos y mantener más tiempo a los marinos en los buques es un peligro para
la salud mental propiciando un riesgo a la seguridad de la navegación.
Aeronaves esperando
levantar el vuelo…
La paralización en la industria
aeronáutica ha propiciado una de las mayores crisis de la aviación comercial
considerada sin precedentes a nivel global. Las operaciones aéreas se vieron
afectadas principalmente por la cancelación de vuelos, llevando a flotas
enteras de aeronaves a estar en tierra, el cierre de fronteras y de las
operaciones vinculadas con aeropuertos completó esa paralización, ocasionado
cuantiosas pérdidas en esa industria.
La reducción del personal, por la falta de
liquidez de las líneas áreas para sostenerse, ha llevado a concertar algunos
acuerdos entre empresas y gobiernos, tales como, ventas de acciones y auxilios
financieros, algunos Estados optaron por otorgar ayudas, considerando el
panorama que se avecina con la inmensa cantidad de personas que no podrán
retornar a sus labores a corto plazo en esa industria.
Esa paralización de las flotas de cientos
de aviones en los diferentes aeropuertos de los países también provocó que las
autoridades reguladoras otorgaran extensiones de tiempo en certificados y
calificaciones médicas en todo el mundo a los tripulantes de aeronaves. Pero el
confinamiento y las prácticas que son esenciales para poder volar por parte de
los pilotos quedaron suspendidas. Mientras el virus continúo expandiéndose y se
mantenía la prohibición de las aeronaves a volar, los dueños de líneas aéreas
comenzaron con el despido de personal, sin contar que, en su mayoría los
empleados de las diferentes aerolíneas se encontraban resguardados con
prohibición de salir de sus hogares.
La paralización de los vuelos también
repercute directamente en los pilotos, ellos necesitan capacitarse de manera
constante y requieren de un entrenamiento en forma regular para poder volar un
avión, de modo que las aerolíneas deben realizar una verificación de
competencia operativa cada seis meses. La (IATA), establece que un piloto debe
haber realizado con éxito tres despegues y aterrizajes, en los últimos 90 días,
para poder decir que está capacitado para volar un avión.
A diferencia de los marinos que pueden
estar meses a bordo de los buques navegando, el piloto no puede volar un avión
por meses sin bajarse de la aeronave. La capacitación de los pilotos es algo
esencial y que será necesario replantearse a medida que las líneas aéreas
retoman las operaciones comerciales.
Con las operaciones áreas casi paralizadas
y el virus que se expandía las líneas aéreas presenciaron cómo sus finanzas se
desplomaban, produciendo como consecuencia arreglos y despidos masivos del
personal. Esto logró la atención de las más importantes organizaciones
internacionales que regulan la aviación civil comercial, haciendo un llamado a
los líderes mundiales, sobre la situación crítica que atraviesa la aviación,
recordando una vez más que esa conexión entre países y que facilita la
repatriación y cambio de tripulación de los marinos, es posible gracias a labor
que realiza el transporte aéreo al conectarlos con otros medios de transporte.
Transporte Aéreo
Por su parte, la industria de la aviación,
espera seguir manteniendo al mundo interconectado y recuperarse operativa y
financieramente. Las asociaciones conformadas por (IATA) (ICS) y la (ITF),
plantearon la necesidad que algunos aeropuertos sean considerados como
prioritarios, principalmente aquellos que están más cercanos a rutas marítimas,
con conexiones aéreas directas a los principales países de residencia de la
gente de mar, como China, India y Filipinas, y destinos de Europa occidental y oriental.
Los Estados esperan poder ayudar con
ciertas medidas económicas para sacar a flote el transporte aéreo, la
paralización ha generado fuertes problemas financieros a las líneas áreas. Pues
bien, se han comenzado aplicar por parte de algunos Estados subvenciones y
préstamos a bajo interés, compras de acciones de las compañías y exenciones y
rebajas a tasas aeroportuarias, además de otros beneficios fiscales para
minimizar el duro impacto que han tenido que afrontar las líneas aéreas.
Los aeropuertos necesitan a todo evento
reabrir las operaciones comerciales, algunos cambios serán necesarios
instaurar. La industria se encuentra analizando algunas medidas, entre ellas
nuevas regulaciones sanitarias que permitan afrontar la reducción de las
operaciones y el recorte de personal, con el fin de lograr salir a flote,
ajustando sus actividades en condiciones aceptables, a medida que se levantan
las restricciones de vuelos y el virus sea controlado.
¿Cómo ser resiliente y
acelerar la recuperación?
Asumir lo que ha dejado la pandemia del
COVID-19 de forma resiliente comienza por aceptar que estamos ante una nueva
realidad, necesitamos volver a la normalidad y replantear las actividades. Hay
que recordar que miles de hombres y mujeres siguen trabajando en todo el mundo,
más de un millón de marinos permanecen en sus labores para que el comercio
internacional continúe sin interrupciones.
Las restricciones portuarias y el cierre
global han mantenido a muchos marinos a bordo extendiendo sus contratos, pero
los cambios tienen que hacerse efectivos para evitar el colapso. En buena
medida la ITF y sus afiliados desestimaron extender nuevamente los contratos,
petición ésta que fue realizada por la industria marítima. Esa organización
internacional consideró contraproducente para los marinos que ellos
permanecieran más tiempo a bordo, lo que propició un acuerdo de un período de
implementación de 30 días de los protocolos vigente desde el 15 de mayo hasta
el 15 de junio.
Algunas lecciones tendrán que ser
aprendidas y en función de ellas, escuchar la voz de cientos de marinos para
conocer lo que están atravesando, es importante, al punto de evitar que se
vulneren derechos humanos que también amparan a la gente de mar.
Lo que está sucediendo con los marinos va
más allá de nuevas regulaciones, se necesita materializar mejores condiciones
de salud y atención a sus condiciones laborales, el aislamiento cobra su
cometido en el tiempo, sindicatos y organizaciones que apoyan a la gente de mar
tienen que estar más alerta ante cualquier atropello de armadores, gerentes o
agencias de tripulación que no cumplan las normas establecidas por
organizaciones internacionales vinculadas al comercio internacional.
Particularmente una forma de colaborar y
lograr una solidaridad internacional es ayudar a las organizaciones benéficas
que apoyan a la gente de mar, las cuales se dedican a colaborar y mejorar la
condición que tienen los marinos para que puedan lograr salarios y condiciones
de trabajo dignas, así como, asistencia a sus familiares y en caso de abandono
se logre la repatriación.
En otras palabras, es
necesario comenzar la recuperación junto a los actores involucrados para lograr
ver una luz al final del túnel:
El comercio mundial debe seguir sin
detenerse. Así como, los buques han sido vitales para el transporte de las
mercancías y la movilización de los bienes de consumo, la adopción del plan de
12 pasos titulado "Marco recomendado de protocolos para garantizar cambios
seguros en la tripulación del buque y los viajes durante la pandemia de la
enfermedad del coronavirus COVID-19)" se espera que facilite los cambios
de tripulación, lo que demuestra que las organizaciones vinculadas se están
organizando en beneficio de la gente de mar.
La OMI
declaró a la gente de mar "trabajadores clave" que proporcionan un
servicio esencial, por tanto, el cambio de tripulación es vital para garantizar
el cumplimiento de regulaciones marítimas internacionales y garantizar la
seguridad, la salud y el bienestar de la tripulación.
Este organismo comunicó a los 174 países
miembros los 12 pasos en la hoja de ruta para orientar a los Estados, sobre
como facilitar el cambio de la tripulación del buque durante la pandemia de
manera coordinada y segura, instrumento desarrollado por una amplia coalición
de sindicatos de marinos y asociaciones internacionales de la industria
naviera, con aportes de representantes de la industria de las aerolíneas,
organizaciones internacionales y el sector de seguros, para proporcionar un
plan integral de cómo los gobiernos pueden facilitar los cambios de tripulación
y resolver el problema de seguridad durante todo el proceso.
Los viajes en crucero comenzaran a
reanudar sus operaciones, auxilios financieros se están acordando entre grandes
empresas y propietarios de flotas de buques, lo que permitirá que a mediano
plazo miles de personas puedan volver a navegar en los majestuosos cruceros
alrededor del mundo.
La incertidumbre comercial de los centros
neurálgicos y regiones marítimas más grandes del mundo esperan reorientar por
completo su estrategia en la cadena de suministro, los países necesitan ser
abastecidos de los bienes y el comercio debe continuar en movimiento, forzando
y revaluando operaciones a corto y largo plazo. De forma gradual se están disminuyendo
las restricciones de bloqueo, la posibilidad de que los viajes globales en
aeronaves se retomen sigue siendo buena para el futuro.
Los puertos juegan un papel fundamental,
quienes tendrán que ir adaptando las operaciones, facilitar el tráfico marítimo
internacional, apoyarse en el intercambio electrónico de información y el uso
de tecnologías, es fundamental. La conexión entre puertos y aeropuertos es
esencial, no podemos olvidar que el transporte aéreo es otro importante eslabón
que necesita levantar el vuelo, considerando que ambos medios de transporte son
vitales en una economía globalizada.
Si bien es cierto que, la industria
marítima y las asociaciones de sindicatos de la gente de mar lograron plasmar
en un instrumento soluciones para el desembarque y liberación de la tripulación
demostrando cuánto pueden preocuparse por los hombres y mujeres que trabajan en
el mar, no es menos cierto que, las regulaciones (Convenio de Trabajo Marítimo, MLC 2006), aunque protegen los
derechos de la gente de mar, la contingencia demuestra que, son necesarias
acciones más contundentes para lograr la efectividad, a sabiendas que cientos
de marinos han estado semanas a bordo de los buques con la incertidumbre de no
poder desembarcar, otros en cambio, están varados en diferentes partes del
mundo, algunos sin saber si podrán continuar en sus empleos, cabe recordar que
la industria marítima y el comercio mundial en estos momentos depende más que
nunca de los héroes invisibles.
La incertidumbre en ocasiones puede llegar a ser devastadora, sin dejar de considerar y lamentar por aquellos que ya no están, algunos países están reiniciando sus actividades económicas, el confinamiento comienza a levantarse paulatinamente y nuevas formas de convivir empiezan aparecer. Regresar a la normalidad puede que tome algún tiempo y, aunque las cosas puede que no vuelvan a ser igual, la disrupción nos llama a reflexionar, la recuperación es tarea de todos.
Continuara...
Jeannette Pérez Fernández
Fuentes consultadas:
Organización Marítima Internacional (OMI)
http://www.imo.org/es/MediaCentre/PressBriefings/Paginas/Home.aspx
Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF)
Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA)
Cámara Naviera Internacional (ICS)